Historia de un matrimonio, el paisaje lejano



El amor no puede salvar un matrimonio. Deja heridas permanentes, cicatrices profundas. El pasado se vuelve un paisaje: lo podemos observar pero nunca tocar. Hacia el final de una relación, el amor se vuelve un paisaje, una ilusión que alguna vez fue, un bonito recuerdo. 

En Historia de un matrimonio (2019), Noach Baumbach continua en la línea de realizar largometrajes basados -parcialmente- en su propia vida. La película nos cuenta el agrio divorcio de Nicole (Scarlett Johansson) y Charlie (Adam Driver). 

En ella, se encuentran referencias paralelas a los encuadres y composiciones de las películas de Ingmar Bergman, por ejemplo, Escenas de un matrimonio (1973) o Sonata de Otoño (1978). La primera tiene una referencia clave en un cuadro de la pared. La segunda, sobretodo, en las heridas que pueden abrir dos personas que se aman. 

La decaída del matrimonio se debe a la ceguera -metafórica- de Charlie. El no puede ver como es su esposa realmente. Al principio de la película, ella es iluminada por la luz del teatro, espacio que ambos comparten y que los une. Es sobre esa luz, de su escenario, que ella existe para él. En ese espacio negro, en el que ella realmente existe, Charlie no la puede ver. 

Por eso, el punto de vista favorece a Charlie. Él tiene que darse cuenta de lo ciego que está. No hay un balance entre el punto de vista de ambos. Los dos tienen defectos y virtudes. Hacia el final de la película, Charlie abre los ojos en un acto de redendción que involucra un número musical que cobra vida en el plano. 

La separación gradual de dos personas por las tácticas psicológicas de los abogados pudo convertir esta película en un thriller. La táctica de Baumbach detrás de cámaras consiste en el tono uniforme que logra mantener de sus actores y la narrativa. Es una película que se siente suya. Resaltan los momentos del principio, en los que la cámara funciona como una especia de vídeo casero muy producido. 


Historia de un matrimonio, cuenta una historia de amor en reversa. Hay algunos saltos que favorecen la narrativa. No tenemos que ver el juicio hasta su final, no es una película sobre el juicio de un divorcio. Sí, vemos una batalla judicial, pero la película no va de eso. Pienso que busca retratar una sensación, sobre perder alguien que en verdad amas, pero se aleja por la distancia del espacio emocional que los separa. Con esto, quiero resaltar que la narrativa no necesita ir a lugares comunes sino a lugares significativos para los personajes.

Durante gran parte de la película, siempre se menciona el gran espacio que hay en Los Ángeles. El paisaje de la ciudad se ve lejano, y al mismo tiempo, se puede sentir cerca de ahí. Quizá esto sea un espejo metafórico de la relación entre Nicole y Charlie. A pesar de que están ahí, en la misma ciudad, y pueden verse, están lejanos, pero se sienten cerca. Sobretodo hacia el final, cuando una primera nota de amor sale a la luz, y bajo los últimos rayos del sol, desaparece gradualmente, hasta convertirse en un paisaje, al que nunca podremos llegar, pues una vez ahí, ya lo habremos perdido.

Historia de un matrimonio se proyecta en algunas salas de cine y ya está disponible en Netflix.

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