ROMA



Los seres humanos somos incapaces de vivir en la totalidad los momentos de nuestra vida. Tan sólo ha terminado el día de hoy cuando comienza el día de mañana. Apenas el sol anuncia la mañana se extraña el ayer y se anhela esperanza. Se vive tan sólo de recuerdos, imágenes de la memoria sensitivas de placer. ROMA  (2018) se alimenta de las memorias de su realizador, Alfonso Cuarón, para habitarlas eternamente en celuloide. 

1. El recuerdo 

La imagen inicial de la película es un suelo que está a punto de ser lavado por Cleo (Yalitza Aparicio). Esta imagen contrasta con la última de la película: ahora se mira al cielo, lo que el agua reflejaba ahora lo podemos ver claramente. La primera imagen es una apertura hacia esos recuerdos, una limpieza, una purificación, una aceptación. Y la mirada final es de entendimiento, de clarificación, de comprensión y perdón. Un avión cruza tanto en la imagen inicial como final. En la primera nos invita a una travesía de recuerdos. En la última, nos exhorta a la esperanza y al futuro. 

El agua es un elemento poético que se intensifica alrededor de la película. Al comienzo es una invitación a recordar. Hacia la mitad, es lo que apaga el fuego que amenaza la existencia de los seres humanos en el bosque. Hacia el final, es lo que atraviesa Cleo para salvar a sus seres queridos. De un charco de agua hasta el oleaje del mar que concentra el poder de la naturaleza. El agua tiende hacia el lugar en el que sus personajes son liberados. El mar representa la unión y los lazos personales. La liberación del vació del espacio en Gravity (2013), o la unión de los personajes en Y tu mamá también (2001). Esta idea también se presenta en ROMA, es cerca del mar, de la fuente de los recuerdos, en la que sus personajes viven algo inolvidable. 

La mirada de ROMA hacia la casa, el bosque, las calles, el teatro, la ciudad, la cabaña, el cine, el hospital, la noche, la mañana, es la mirada de un fantasma. Un fantasma que recorre con lejanía y proximidad los espacios. Esta de pie observando con tranquilidad sin intervenir. En momentos su mirada tiene un movimiento horizontal. Sigue al personaje que recorre las calles a prisa para llegar a las tortas o alcanzar a los niños que se alejan. La mirada fantasma de un ser que existe cuando recuerda. 

2. El contraste social 

México es racista y clasista. En el seno de la familia es en dónde observamos este tipo de comportamientos. Cleo está encuadrada hacia el fondo del cuadro, detrás de la familia cuando observan la televisión, detrás de la madre cuando ella observa la partida de su esposo. Cleo no va al baño dentro de la casa, sino al de servicio que está afuera de la casa. Su cuarto está fuera de la casa, arriba, cerca del tejado. La señora de la casa les dice que por las noches no enciendan las luces, no se vaya a subir el gasto eléctrico. El niño Pepe le dice a Cleo, desde las escaleras, que no hable mixteco, no le entiende. Ella lava la ropa, los trastes, tiende la cama, limpia el patio, prepara la comida, va por los niños a la escuela, a la tienda, sube el té al señor. 

Cleo tiene una relación especial con la familia. Ella juega con los niños, los atiende, los quiere, y ellos a ella. Es parte de la familia. En el tejado, Pepe y Paco suben a jugar: son vaqueros en un western. Pepe no sigue las reglas del juego de Paco, quien se enoja y baja las escaleras. Pepe se acuesta en el tejado y se hace el muerto, como quería Paco que terminará el juego. Cleo juega con él y se hace la muerta. No puedo, estoy muerta. En la imagen un contraste: Al frente, Cleo y Pepe comparten un momento especial; al fondo, otras empleadas domésticas lavan la ropa en el tejado. 

Hay amor en esta familia, sí. Pero también hay clasismo y racismo. Cleo no puede sentarse un momento junto a la familia para observar la televisión después de un largo día de trabajo. Si el señor quiere té, ella irá a hacer el té. Ella no come en la misma mesa que la familia, sino en la cocina. Cleo se aproxima con miedo hacia Sofía, la señora de la casa, para decirle, muy apenada, que está embarazada. Lo primero que le dice con cabeza baja después de la noticia, ¿me va a despedir? Si la llevan de paseo es para que cargue maletas o cuide a los niños. Si viven una experiencia de unión y amor, la familia al siguiente día la mandará por gansitos. 

Una secuencia clave: la celebración de año nuevo. La familia se quedará en un bosque para pasar las fiestas decembrinas. Cuando se bajan del coche, la familia saluda a los Richards y los Larson. Cleo saluda a la otra empleada doméstica y sólo ellas dos bajan el equipaje del carro. Durante la fiesta de año nuevo, Cleo se escapa de la fiesta de los ricos para irse a la fiesta de los trabajadores de la hacienda. Ella tiene que bajar una gran cantidad de escaleras para llegar ahí.

La celebración no llega a un próspero año nuevo: antes de las doce el bosque se quema. Los trabajadores son los primeros en correr hacia él para apagar las llamas. Hay un interés mutuo de las dos clases sociales: apagar el fuego. No es bueno ni benéfico para nadie que la naturaleza desaparezca. El peligro y supervivencia une por un breve momento las distancias de clases. Sin embargo, los trabajadores realizan la mayor parte del trabajo para apagar el fuego. Algunos ricos se dedican a gritar ordenes que los trabajadores ya están haciendo y otros a no preocuparse por lo que pase detrás de ellos y cantar. Y si los ricos apagan algunas llamas, serán las pequeñas. 

Por último, en el bosque hay un niño vestido de astronauta. Su traja es blanco de finos detalles y un casco que cualquier otro niño envidiaría. Como el niño que vive en el pueblo de Cleo, en el cual parece que no hay calles pavimentadas, ni grandes edificios como en la ciudad. Ese niño del pueblo de Cleo también se viste como astronauta, pero con las cosas que tiene cerca, una manta y una cubeta en la cabeza. 

3. La mujer 

Cleo y Sofía son las figuras fundamentales de la familia en ROMA, las dos madres. Las dos mujeres tienen dolorosas similitudes. Su pareja sentimental las abandona y tienen que abrirse paso en un mundo en el que el hombre es medida. Las dos se reconocen mutuamente. Cleo observa detrás de una puerta como un amigo de Sofía intenta abusar de ella. Una noche, Sofía llega tomada a la casa y le dice a Cleo, "Siempre estamos solas. Que nadie te diga lo contrario". Ellas se enfrentan a la soledad distanciadamente juntas, en donde la separación de la figura masculina es sinónimo de libertad. 

La figura paterna se introduce en la secuencia del garage. El padre intenta estacionar en el garage un auto que claramente no entra en lugar tan estrecho. Aun así, el realiza los cálculos para obtener su objetivo. En la parte frontera, encima de la placa, hay una coronilla encima de un triángulo, signo de una supuesta autoridad. Este hecho se contraste cuando Sofía toma el poder del automóvil. Ella intenta abrirse paso entre dos coches pero termina el Galaxy 300 termina atorado. Ella llega a destruir el coche, símbolo del padre ausente, y consigue uno nuevo, uno mejor, símbolo de libertad y promesa.  

Cleo le tiene un gran amor a los niños de la familia. Cuando se embaraza ella no sabe que hacer. Busca, en principio, al padre, Fermín, pero sin ningún éxito, tiene que viajar a su pueblo natal para encontrarlo. Ahí él le dice que ese niño no es suyo, que no lo busque más, que no le ayudará de ninguna forma. Cleo volverá a encontrarse frente a frente con Fermín en una tienda de muebles. Fermín le apuntará con un arma de fuego a Cleo. Su bebé nace muerto y en el último tercio de la película, ella guarda silencio hasta que ya no puede más, lo tiene que decir: ella no quería que su hijo naciera. 

El abrazo dulce y frió de la muerte, el oleja poderoso y angustiante del mar, el amor que Cloe le tiene a los niños, la unión de esa cercano sueño eterno une a la familia en un abrazo a la merced de la naturaleza. Son iguales, al menos, por este momento. Al llegar a casa, a la ciudad, a lo civil, se muestra el contraste: gracias por salvarnos la vida pero ¿puedes ir por batidos? 

Los encuadres de ROMA tienen una carga de contraste que resuena con el clasismo. Una escena que comienza en un granizo puede terminar en un abrazo. Otra que inicia con una promesa de un futuro mejor y unos helados puede terminar en una solitaria banca. En el fondo hay una pareja de casados, la vida apenas comienza para ellos, y en el frente, una familia cuya vida parece acabarse, aunque eso también implique el comienzo de una nueva aventura. Los otros contrastes se han expuesto de alguna manera alrededor del texto. Estos contrastes -sociales, políticos, culturales- abundan en ROMA. 

Los recuerdos como una forma de reconciliación con el pasado que está marcado de contrastes. ROMA es un retrato de ese México que fue -y continua- en todos sus aristas. El recuerdo marca la pauta y abre espacios, momentos y guía en el pasado hacia el presente. La reconciliación ilumina y aclara, el amor unifica. Alguien en el futuro, -o incluso ya en el presente- ¿dirá que ese México se parece al que vivió o al que vive? 

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