Toy Story 4


Woody está apreciando, y por última vez, el cuarto de Andy. Él esta adentro de una caja que se irá directamente a la universidad con Andy. De hecho, falta poco para que Andy suba las últimas cajas al automóvil y conduzca lejos de casa. La mamá de Andy entra al cuarto y entre sollozos lo abraza, y de un suspiro ahogado dice que desearía siempre estar con él. En la otra caja están los juguetes que se irán al ático. Woody escribe en una nota encima de la otra caja con una dirección, la casa de una pequeña niña, Bonnie. Andy conduce hasta la casa de Bonnie, los juguetes de su niñez estarán con una pequeña como ella, incluso Woody. 

En el fondo, las películas de Toy Story lidian con la búsqueda del sentido de la existencia. La primera entrega nos presenta el mundo de los juguetes. Están hechos para que jueguen con ellos, no para ser destruidos con fuegos artificiales. La segunda entrega abunda en la finitud de los juguetes. Algún día sus dueños dejarán de jugar con ellos, es parte de crecer, pero aun así, los juguetes estarán con su dueño no importa lo que pase. El tiempo ha cobrado su deuda al inicio de la tercer entrega: Andy se irá a la universidad. Es tiempo de que los juguetes se retiren, ¿al ático de Andy, a una guardería, a la basura, al hogar de otra pequeña?

Los juguetes siempre estuvieron perdidos. Se perdieron en un viaje a pizza planeta, se perdieron por equivocación en la venta de garage, se perdieron por una confusión al creer que Andy los consideraba basura y se alejaron de casa. La firma de Pixar alrededor de su saga más significativa ha sido siempre el amor como motor de lo inanimado. Los juguetes regresaban a casa al final de las películas por amor. En la tercera película, Andy ya no puede darles el amor de antes, pero una pequeña niña como Bonnie sí puede, y su hogar, ahora será a su lado. 


Toy Story 4 (2019) de nueva cuenta responde a una perdida, a un encuentro y a un final. Los tiempos con Bonnie son distintos. Woody está en la banca: Bonnie prefiere jugar con los demás juguetes, él esta dentro de un armario. No juegan con él, ya no es el juguete principal de la vida de un niño, no es importante para Bonnie. A diferencia de las otras cintas, Woody no intenta nada de lo anterior, su lugar estuvo con Andy, él entiende eso. El problema: está perdido, ya no tiene ningún propósito claro. Lo que era importante para Andy quizás no lo sea para Bonnie. Es ahí donde nace Forky. 

El destino de Forky nunca fue ser un juguete. Forky fue creado por Bonnie con objetos que pertenecían a la basura. La afección que Bonnie deposita en Forky le da vida. Si Bonnie estaba perdida el primer día en el kinder, ella encuentra algo al crear a Forky. Sin embargo, Forky cree que pertenece a la basura. El único fin de su existencia es la basura, pero en el camino, puede ser el sentido de la existencia de Bonnie, puede ser su juguete. Woody ya no pertenece a ningún lugar. 

Lo peor que puede pasarle a un juguete es ser un juguete perdido, algo que funciona como una sentencia a muerte en este mundo. Es ahí donde hace su entrada triunfal Betty: la pastora que era parte de la lámpara de la hermana de Andy le tenía un gran afecto a Woody. Fue regalada a otra familia, por un tiempo fue parte de una tienda de antigüedades, hasta que decide ser libre como una juguete perdida cerca de una feria de diversiones. Betty no tiene miedo a ser un juguete perdido, ella está a gusto en ese estilo de vida. 


Quizás la aportación más importante de esta entrega es abundar en los temas que ha desarrollado durante las otras cintas. El juguete que no quiere ser un juguete, el juguete desechado por su dueño, el juguete que quiere dar el amor que tiene dentro, y por supuesto, los juguetes perdidos. Un juguete puede darle significado a la vida de una persona cuando más lo necesita. Un juguete que quiere ser amado y que tiene mucho que dar puede hacer que un niño perdido encuentra su regreso a casa. Y un juguete perdido puede encontrar sentido a su existencia en su intuición. 

En lugar de cerrar con el inicio de otro ciclo como su predecesora, Toy Story 4 presenta un cambio significativo en las creencias de Woody. Su lealtad siempre estuvo con Andy y Bonnie. Sin embargo, su lugar ya no está con ninguno de ellos. Los juguetes están manufacturados para dar amor pero también están vivos por el amor que reciben. Puede nadie puede darle el mismo cariño que Andy le dió a Woody. El vaquero con una serpiente en su bota puede dar algo de sí mismo a otros juguetes para que tengan un vínculo con una niña o niño. Hay algo en ese inevitable final del juguete perdido, quizás al final del día, no sea un lugar de perdida sino de encuentro. Ese inevitable final en el que decide vivirlo con amor en libertad. 

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares