Bohemian Rhapsody: de armonía sin amor



El artista despierta: en silencio, nos mira a los ojos. Freddie Mercury. La leyenda está a espaldas de nosotros. Por un momento me deje engañar, el mito no sería humanizado, sería vuelto mito. Pero suena ‘somebody to love’ y a mi lado comienzan a cantar. 

Bohemian Rhapsody descansa sobre el nombre de la banda. Cualquier emoción que pueda provocarte es por tu relación previa con su música: la película sólo ilustra pero no cuenta. Es incapaz de hacer un personaje digno de Mercury, o de mantenerse a flote con una narración placentera. Si brilla Bohemian Rhapsody no es la película, es Queen. 

Nunca se ajustaron a las formulas. La película por otro lado: sigue a un joven marginado que gana un espacio como vocalista en una banda. Venden la camioneta para pagar un álbum de estudio, y son descubiertos. La banda asciende por decreto divino: primeras posiciones, giras, conciertos, albums. No falta un ejecutivo de alto mando que les coarta la música y les dice que jamás serán escuchados. Las grandes fiestas, la soledad, las disputas, y el reencuentro. ¿Ya había escuchado esta historia antes?

Podría conceder que hacen una cosa diferente —y eso sería demasiado—: es una larga ilustración de como Queen compuso sus canciones. No exploramos su proceso creativo, ¡que aburrido! Se prefiere verlos en acción: cantando los galileos, el solo de la guitarra, o discutiendo sobre el orden de las canciones. Hay que repetir anécdotas: la banda toca una versión cruda de la canción y saltamos al concierto con el éxito que conocemos. Puedes adornarlo de una discusión previa, o del artista que se enfrenta al piano y en cuestión de segundos tiene el popular éxito. Lo que has ido a ver prefiere contar quien hizo que, o quien propuso cual. 

Una serie de momentos aplastados unidos por música de Queen. De no ser porque ésta juega un papel fundamental, la película podría ser de cualquier otra banda. Los números musicales ya son emotivos por la música misma. Las imágenes sirven para mostrar los alrededores de los músicos. Si Queen no fuera parte de la película, ésta no tiene nada que presumir: está lejos de la grandeza de la banda. No entendería quienes fueron, o que hicieron, o porque les han hecho una película.

No hay química entre ninguno de los integrantes, ¿qué relación compartían? Eso puede traducirse hacia cualquier otra relación entre dos personajes en la película, a excepción quizás Mercury/Taylor. En ninguna hay un trato único, ni nada especial.

Pude haber escrito Freddie Mercury en lugar de Queen en algunos enunciados arriba. Pero lo he escrito así porque es parte de la pseudo-intención de la cinta: Queen no era Freddie Mercury, era Roger Taylor, era Brian May, y era John Deacon.  Aún así, la película es de Freddie Mercury. Es un homenaje a su figura, a su recuerdo, a su presencia, a su grandeza. Hay dos aspectos que carece la película, de un protagonista y de algo de valor.

Lamentablemente, cualquier intento de reflexión sobre la banda y su historia es suprimido por una anécdotas. Menciono esto porque, a mi parecer, es lo que da el valor a una película biográfica. La red social (2010) de Fincher sigue la historia del creador de Facebook, Mark Zuckerberg. Lo retoma como una persona que ha creado un increíble medio de comunicación pero es incapaz de relacionarse con los demás. Es una reflexión sobre nuestra comunicación y nuestras relaciones personales: algunas crecen hasta volverse demandas legales y rupturas. Atrápame si puedes (2004) de Spielberg, es una historia sobre encontrar un hogar, sobre encontrar una familia cuando el único obstáculo es dejar de huir del pasado. Y la historia sigue al mayor estafador de la historia, Frank Abagnale Jr. Incluso la reciente cinta sobre Rosario Castellanos, Los Adioses (2018) de Natalia Beristain, retoma a la escritora como punto clave del feminismo. Pudo decirse: Queen no era más que Freddie Mercury, pero eso necesitaba más presencia de los otros integrantes. Pudo decirse: no estás solo si tienes una familia que cuide por ti. Pudo decirse: la música difumina las fronteras. Pudo decirse: una leyenda también es una persona. Pudo decirse mucho y se opto por no decir nada, y aún peor, decir lo mismo. Tal es el grado de carencia narrativa que esperar que una voz que sobresalga es una perdida de tiempo.

Bohemian Rhapsody es incapaz de construir un protagonista que se haga digno de Freddie Mercury. Freddie era una figura única e irrepetible pero es retratado sin motivaciones, y sin algún problema que persista durante la trama. Parece que la historia fue escrita con base a artículos de Wikipedia. El intento por hacerlo humano falla: no hay deseos o necesidades. No tiene un conflicto, aunque bien sugieren uno. La historia pudo centrarse en la adquisición de una identidad que conlleva problemas internos, y con su círculo cercano. Por un momento, nos acercamos a la soledad del artista, ¡si tan sólo eso fuera la película! La mujer que siempre estuvo a su lado, Mary Austin (una fantástica Lucy Boynton), es quizás lo que puede tener dos grados de humanidad. Sin embargo, Freddie queda relegado a solo una muestra de lo que fue. Una vez lo veremos lidiar con la prensa, una vez lo veremos lidiar con sus intereses sexuales, una vez lo veremos lidiar con su soledad. La idea de que estos problemas no persistan, o que sean intermitentes, hacen de Freddie no un personaje sino una caracterización. 

Bohemian Rhapsody tiene como climax el concierto Live Aid. Es la secuencia que abre y cierra la película. Esta sustentada por la condición de Freddie Mercury, y no tiene ningún valor dramático. Por más que corta en los planos más interesantes, —aunque cualquier sencillamente pudo superar un ángulo de la televisión—, no cuenta nada. Freddie se mueve, baila, canta, el publico se emociona, y las personas a su lado están de lo más felices y orgullosas por él. En términos narrativos, ha dado un buen espectáculo. ¿Pero que ha logrado? Recuerdo la secuencia finadle Whiplash (2014): el protagonista tiene que superar la prueba final: llevar el ritmo adecuado de la pieza. Los cortes de varios ángulos muestra todo el esfuerzo que conlleva tocar esa pieza. No hay necesidad de ver a la audiencia, sino la reacción del padre y del maestro. El Live Aid es una buena reconstrucción, pero a pesar de motivarse en la condición de Freddie Mercury, no tiene nada que decirnos aparte de que fue un gran concierto. 

Sobre Rami Malek: una gran actuación. En cuanto a elogios para el talento soy corto de palabras. 

Bohemian Rhapsody nunca será campeona ni merecedora de un estruendoso aplauso. Es una película llena de formulas sobre una banda que nunca utilizo ninguna. Carece de muchas cosas, pero la más importante: corazón. 

Comentarios

  1. Un buen análisis de expectativa y realidad. l.o más destacable la interpretación del protagonista, sin embargo Queen siempre emocionará y en una sala de cine más. Enhorabuena por el blog.

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